Mucho más que un techo.

Mari Carmen forma parte de nuestro servicio de alojamientos. Se levanta pronto «de siempre» y también le gusta acostarse temprano, aunque reconoce que a veces se queda hasta tarde viendo alguna película o cosiendo. Le encanta la ubicación del piso en el que vive desde hace un par de años, rodeado de parques por los que puede pasear. Ha experimentado el sinhogarismo en sus carnes, y destaca la necesidad para cualquier persona de tener un hogar, un espacio donde cuidarse a uno mismo. “Te sientes arropada. Te sientes limpia. Por mucha limpieza que quieras llevar en la calle, no se puede”.

Su casa forma parte de la oferta del servicio de alojamientos de la Asociación Realidades, que lleva en marcha desde 1992. En la actualidad, la Asociación gestiona 25 viviendas compartidas y unipersonales en la comunidad de Madrid y 2 viviendas compartidas en Sevilla. Las diferentes metodologías de intervención social en este tipo de alojamientos se deben adaptar a las necesidades, temporalidad y potencialidades de cada persona. Por ejemplo, Realidades cuenta con viviendas tipo Housing Led, donde las personas comparten techo y cuentan con más apoyo de profesionales, y Housing First, en la que la persona suele venir de una situación de calle más cronificada y donde se le da más autonomía.

Pese a esta autonomía, desde Realidades se apuesta por un acompañamiento social potente, adoptando un planteamiento integral en el que se entiende que el acceso a la vivienda está ligado a dimensiones como el empleo o las prestaciones económicas, entre otras. Raúl, director del área de alojamientos en Madrid, cree firmemente en la importancia de este acompañamiento.

“Hay un profesional de referencia que acompaña a cada persona alojada y consensua con ellas cuáles son sus objetivos a trabajar en los distintos ámbitos de su vida en los que tenga que hacer mejoras o avances, ya sean temas de salud, temas de relaciones sociales, socio-familiares, situaciones económicas de acceso a prestaciones o de acceso al mundo laboral, relaciones sociales, ocio y tiempo libre y participación activa en cada una de las áreas de la persona”.

Este acompañamiento es también crucial porque muchas personas vienen frustradas y desencantadas con un sistema que no les pone las cosas fáciles, teniendo la tentación de tirar la toalla. “Si no hubiera sido por mi trabajadora social, no me hubiese molestado en hacer nada”, cuenta José Luis.

Para Ismael, otro residente en uno de los pisos de la Asociación, este acompañamiento ha sido muy importante. Considera que las personas sin hogar intentan tener “motivación, fuerza y ganas”, pero que él además ha tenido la “suerte” de ser acompañado por una persona que le ha ayudado en todo lo posible.

La pandemia generó nuevos retos para este servicio. Tras el primer confinamiento, se asumió un contrato con el Ayuntamiento de Madrid para dar plazas en pensiones a decenas de las personas que habían permanecido en IFEMA. Este servicio de emergencia fue una oportunidad para demostrar que los proyectos de atención a personas sin hogar, incluso en esas circunstancias, se pueden hacer desde un enfoque de derechos y respetuoso con su dignidad. La crisis económica derivada de la sanitaria ha provocado que el número de peticiones de atención que recibe Realidades se haya multiplicado por cuatro. Por ese motivo se han ideado nuevas líneas de acción basadas en la prevención en la que se apoya a personas que están a punto de quedarse en la calle. También creando grupos de convivencia que estrechen lazos y que puedan hacer frente a los gastos de una vivienda compartida, como en el caso de un proyecto innovador con mujeres que ha comenzado en Cádiz.

Aunque la mayoría de las personas que pasan por las viviendas gestionadas por Realidades consiguen mejorar su situación al salir de ellas, el mercado inmobiliario es complejo. La nula regulación de los precios del alquiler, la falta de vivienda social o el papel de los grandes fondos de inversión dificultan el acceso a un derecho que debería estar mejor protegido en la Constitución española. Estos elementos, que forman parte de las negociaciones de la nueva Ley Estatal, generan las causas estructurales del sinhogarismo en el estado español.

Mari Carmen ha participado en talleres y campañas de sensibilización para generar conciencia sobre esta situación. Se siente afortunada, ya que hace poco recibió una carta del Ministerio en la que se confirmaba su acceso al Ingreso Mínimo Vital. La cuantía a la que tiene derecho apenas varía con respecto al RMI, la prestación autonómica que percibía hasta ahora. A pesar de todo, se ha organizado para vivir con poco y salir adelante con una sonrisa con la que se despide desde su balcón.


El Servicio de Alojamientos de Asociación Realidades recibe el apoyo de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Junta de Andalucía, la Empresa Municipal de la Vivienda de Sevilla, el Ayuntamiento de Cádiz, Fundación Ibercaja, Fundación La Caixa, Hidalgos de España y la Fondazione Terzo Pilastro Internazionale.

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