En los últimos años, hemos sido testigos de un creciente problema en el acceso a vivienda digna y adecuada. Además, los procesos de desinstitucionalización de personas que anteriormente han pasado por diferentes programas de alojamientos colectivos plantea nuevos desafíos en términos de alojamiento y apoyo social. Es aquí donde entran en juego las unidades convivenciales.

Las unidades convivenciales son espacios diseñados para brindar un entorno seguro, inclusivo y comunitario a personas que se encuentran en proceso de superar su situación de sinhogarismo. Estas unidades son una alternativa sostenible y humanitaria que busca reemplazar los modelos tradicionales institucionalizados por soluciones centradas en las necesidades y derechos de las personas. Con estas unidades las personas desarrollan un proyecto de vida compartida accediendo a viviendas de alquiler social con la mediación de la Asociación Realidades.

Al optar por una unidad convivencial, las personas encuentran diversos beneficios. En primer lugar, estas unidades fomentan la autonomía y la independencia, permitiendo a los residentes tomar decisiones sobre su propio estilo de vida y participar activamente en la comunidad. Esto promueve un sentido de pertenencia y empoderamiento, facilitando una transición exitosa hacia una vida más inclusiva.

Además, las unidades convivenciales ofrecen un entorno de apoyo y cuidado integral. El personal especializado brinda asistencia personalizada, incluyendo apoyo emocional, orientación en la vida diaria y acceso a servicios médicos y sociales. Esta red de apoyo fortalece la estabilidad y el bienestar de los residentes, promoviendo su integración en la comunidad de manera efectiva.

Otro beneficio importante es la creación de una red social sólida. En las unidades convivenciales, las personas comparten espacios comunes y actividades, lo que fomenta la interacción social, la solidaridad y el compañerismo. Esta convivencia promueve la creación de lazos afectivos y brinda oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento personal.

En resumen, las unidades convivenciales representan una solución eficiente y humanitaria a los problemas de vivienda a través de la  desinstitucionalización en aquellos casos que han pasado por programas tradicionales de alojamiento para personas sin hogar . Proporcionan un entorno inclusivo, autonomía personal, apoyo integral y una red social sólida. Con estas unidades, estamos construyendo un futuro donde todas las personas tengan acceso a una vivienda digna y puedan vivir plenamente integradas en la sociedad.

Y como prueba de ello, aquí os dejamos el testimonio de Luis, uno de los pioneros en unidades convivenciales de la asociación Realidades:

Mi nombre es Luís Castilla Martínez. Tengo 60 años y estoy en situación de incapacidad laboral permanente por una enfermedad crónica, por lo que vivo con una pensión pequeña.

Conocí la Asociación Realidades porque necesitaba ayuda psicológica y un amigo me remitió a esta ONG. Cuando llevaba un tiempo siendo atendido por su Psicóloga, comencé a asistir también a los talleres que ofrecían en su Centro de Día: el blog, la Radio, taller de video y fotografía. Posteriormente me hablaron de participar en un Taller de búsqueda de vivienda. Como el mercado inmobiliario era prohibitivo para gente con pocos recursos, como es mi caso, nos unimos otros dos compañeros y yo, a través de este taller para formar un grupo de convivencia y poder encontrar una vivienda en alquiler que queríamos compartir entre los tres.

Tras varios meses buscando ese alquiler sin éxito y con muchas dificultades, apareció la oportunidad gracias a la colaboración de Realidades con el proyecto de alquileres sociales de Techo.

Después de mucho buscar al fin tenemos nuestra vivienda desde el 1 de junio de este año. Ahora quiero iniciar esta bonita y solidaria aventura con mis compañeros, no en una casa, sino en un “HOGAR”, que nos permita compartir, vivir y ser personas independientes y autogestionadas.

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