Hoy contamos la historia de Pier Giorgio, un hombre italiano que llegó a España hace un año. Lo que iba a ser un viaje lleno de esperanzas e ilusión se convirtió en una pesadilla, en el momento más duro de su vida. Con las secuelas de una pandemia vigente, vio cómo perdió todo quedando en situación de sinhogarismo y sin poder volver a su Italia natal. Fue entonces cuando empezó a sobrevivir en la calle.
Hablar de Pier Giorgio es hacerlo de un artista multidisciplinar que trabajó en distintas ámbitos artísticos. Llegó a actuar en varias películas italianas, así como sacar un disco con su banda de rock metal. Además, sumó años de experiencia en distintos trabajos de otros sectores. Unos recuerdos a los que se aferraba fuertemente durante su etapa de sinhogarismo para no olvidar nunca su identidad.
Sin embargo, los meses iban pasando y éstos se fueron desvaneciendo para entrar en una etapa en la que dejó de saber quién era. No quería mirarse al espejo porque no se reconocía. Recuerda ese período de su vida con mucha tristeza. Lloraba todos los días y pensaba que nunca podría volver a su vida anterior.
Durante meses estuvo “descansando” en un cajero. Pone énfasis en la palabra descansar, porque cuenta que en la calle no se duerme, debido al grado de violencia que puede sufrir una persona migrante y pobre. Una vulnerabilidad que se eleva en el caso de las personas que suman otras intersecciones: como ser mujer o pertenecer al colectivo LGTBI, por ejemplo.
“No tener hogar te hace muy vulnerable. Decidí asentarme en una zona alejada del centro, porque para una persona que está sin hogar puede ser muy peligroso”, alude al odio de grupos que golpean a pobres mientras descansando. En los últimos meses han subido los delitos de odio relacionados con la aporofobia.
Pier cuenta que eran muy frecuente los episodios de violencia. Él mismo tuvo un susto que acabó en comisaría, debido a que necesitaba resguardarse de amenazas que recibió. “A día de hoy arrastro mucho sueño y cansancio de esa etapa. La gente se cree que duermes y que la situación te la has buscado. Sólo quería trabajar y salir de la calle. Estás siempre en alerta por si alguien decide esa noche ensañarse contigo”, explica.
Ésta es la historia de miles de personas en España, que durante el día no existen a ojos de la sociedad, y por la noche se convierten en un foco de violencia por aporofobia. En el caso de nuestro protagonista, esa situación le generó estrés postraumático: revivir mentalmente ese episodio, palpitaciones o pensamientos angustiantes. Estuvo en guerra continuamente consigo mismo al no ver solución. El ánimo se le hundió.
Un día se encontró con otra persona que se encontraba en su misma situación de sinhogarismo, que le asesoró sobre acudir a un centro que le proporcionaba servicio de comedor, terapia psicológica, orientación laboral, y donde podía estar tranquilo. “Y ahí aparecisteis vosotros, Realidades, que me ayudasteis a tener una segunda oportunidad y recordarme a mí mismo que había sobrevivido a la calle”.
En la asociación logró poner su currículum al día, hacer cursos de formación o asistir a terapia psicológica para “tener una mente más lúcida” que le preparara para dar el salto de nuevo al mercado laboral. Y, en definitiva, a recuperar su vida anterior.
Hoy en día se encuentra empoderado. Quiere que su voz sea escuchada y participar activamente ayudando a otras personas que se encuentran en la misma situación que le tocó vivir a él. Incide en cada persona tiene una historia distinta y que, como él, tienen derecho a ser escuchados.